miércoles, 30 de mayo de 2007

reina, si lee esto, pucha sorry

A continuación, en exlusiva, porque este es MI sitio, publicaré un trabajo que realicé para "Periodismo Cultural", el cual fue brutalmente censurado por el profesor, al cual no voy a nombrar (por si la reina pasa por este sitio, no creo, pero igual) aduciendo que el texto era poco menos que porno, vulgar y no me acuerdo que otras cosas más. Bueno si más preambulos, ahí les va. De antemano le damos las gracias a la revista SQP, y al fotografo, Angel Mora por el gran acierto. Y también a AP por ese insulto a nuestra chilenidad.




Cecilia Bolocco: Nuestra p/&((& ABC1

Cecilia Bolocco era sinónimo, hasta hace poco, de una señora. Una diva. Que siempre se había mostrado como tal. A veces cercana, a veces inalcanzable. Pero los últimos sucesos, léase sus fotos con el galán italiano, han hecho que su linda imagen se caiga por los suelos y hoy, su nombre se confunde con el de una señora de prestigio con el de una verdadera prostituta. Pero no una cualquiera, sino que una ABC1.

Claro porque ella no práctica el sexo oral como la mayoría de las chilenas, sino que lo hace en su terraza particular de Miami y tampoco se lo chupa a cualquiera, sino que a Kike Morandé, Carlos Menem y ahora a un tal Luciano Marrochino, un empresario italiano muy amigo de un multimillonario gringo, Donald Trump, dueño del concurso Miss Universo.

Los tiempos de la chechi señora-diva, ya se extinguieron para siempre. Ahora muestra su imagen más real, la que muchos estaban buscando. Despertó la mujer desagradable, fría y calculadora, la niñita que se cree la dueña de todo, no aquella que solía aparecer en televisión, la mujer dulce, amable, cercana y preocupada del resto. No, todo lo contrario. Hace años que esa figura de desfiguró.

Si quisiéramos encontrar a esa la Cecilia linda y adorable, tendríamos que remontarnos a sus inicios, por allá, por los años ochentas, más específicamente en 1987 donde explotó esta mujer chilena, atípica, de apellidos Bolocco Fonck, que conquistó el mundo con su rostro bonito, sus sonrisas y coqueteos. Como olvidar cuando entró en el juego del animador del concurso de belleza, donde ya mostraba sus dotes de engatusadora. En ese tiempo nadie iba a decir nada, eran épocas distintas.

Las ansias de poder siempre fueron muy bien ocultadas. Pero que vamos a pensar si nuestra Cecilia se enamora de un senil Carlos Menem, que en un intento desesperado por volver en gloria y majestad a la política, “enamora” a nuestra reina de belleza, conquistándola y dándole por si fuera poco, a su primer hijo.

Harto poco le duró la felicidad porque su dulcito no tenía las armas como para hacer feliz a una cuarentona, que como mujer que es, le debe encantar el sexo, más aún si nadie – hasta ahora – le conocía una pareja estable desde su primer matrimonio con el gringo Michael Young, que según las malas lenguas era gay. Pero una cosa es que te guste el sexo, porque es rico, y otra es andar mostrándose como una verdadera camboyana en una gala del Festival de Viña o en una terraza, y en Miami, en pelota, y además sabiendo cómo llama. O sea, hay que tener dos dedos de frente para tener la delicadeza de tener sexo en privacidad. Lo otro es show, el que le gusta a ella.

Pero ¿Qué clase de mujer se enamora de un ladrón de siete suelas? La Bolocco. ¿Y para qué? Bueno, el poder puede hacer cualquier cosa, y su matrimonio dejó en claro que esta mujer no puede vivir sin las cámaras, las entrevistas, la televisión, los diarios, todo con tal de estar en boga.

Que te guste la tele no es pecado alguno, pero a nuestra reina, lo que sí le gusta, y bastante al parecer, son los vejetes, porque a Menem se le debe sumar su “supuesto” affaire con el escritor Paulo Coehlo, a quién definió como su gurú. Desde ahí que comenzó su decadencia absoluta.

Es triste ver hoy a la Bolocco modelo 2007. Ya nadie le tiene respeto, bueno si se lo ganará también. Pero más allá de eso, lo penoso es que esa mujer chilena que tanto se identificó e idolatró, de seguro ahora lo pensará dos veces antes de decir algo bonito de ella.

Y en realidad no es para menos, porque esta Bolocco reloaded está cayendo en el juego que nunca pensó que iba a caer. En el de los medios, que hoy literalmente se la comen con mayo. Y no es para menos, si el espectáculo que ofrece es muy parecido al de la geisha, lo único que le falta es que admita a los cuatro vientos que le gusta pegarse sus cachas y conferencias y ahí nadie le diría nada. Total que tiene de malo decir que te gusta el sexo. Nada. Lo malo es ocultarlo y vender una imagen de monja, que ahora no le viene en lo más mínimo.







3 Comments:

Blogger Martín Gutiérrez said...

jajajaja notable lorenzo..salu2 men

7:25 p. m.  
Blogger lorenzo_lovera said...

gracias men, saludos para usted también.

9:43 p. m.  
Blogger Martín Gutiérrez said...

oye..cambie de dirección, pa que te peguí una vuelta.

http://90maseldescuento.blogspot.com

12:08 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home